domingo, 3 de noviembre de 2013

Musical de musicales


Los Miserables está considerado como el musical de musicales, una obra prácticamente perfecta que nadie debería perderse en su vida. Si a una historia basada en una obra de Víctor Hugo le añades una banda sonora espectacular, canciones inolvidables e interpretaciones memorables (cualquiera no puede participar en este musical) el resultado son tres horas de auténtico disfrute y sentimientos a flor de piel.

El nuevo y flamante auditorio de Fibes acoge hasta el próximo 17 de noviembre la nueva producción de Cameron Mackintosh para Stage Entertainment en la que las canciones de Claude-Michel Schönberg y Herbert Kretzmer recrean a la perfección una época convulsa como fueron las primeras décadas del siglo XIX, un período en el que los ciudadanos franceses vieron truncadas sus aspiraciones tras la Revolución Francesa. 


La historia gira en torno al personaje de Jean Valjean, un buen hombre que ve su vida truncada para siempre por robar un simple trozo de pan. Tras cumplir condena se encuentra repudiado por el mundo y ante la tesitura de elegir qué camino tomar, el de la supervivencia o el de la bondad. A lo largo de la obra vemos desfilar uno tras otro todos los sentimientos humanos: el amor, la ambición, la venganza, la justicia, la supervivencia, y por encima de todos, la bondad. Una historia épica en la que el hombre lucha por un mundo mejor a pesar de tener todo en su contra. Los paralelismos con la época que estamos viviendo en estos momentos son evidentes, un Gobierno corrupto y unas clases privilegiadas que permiten que el pueblo muera de hambre alimentando un estallido social que no termina de cuajar por el miedo a perder lo poco que se tiene. Todo ello hace que el espectador se sienta partícipe de la historia, que vea como propios unos problemas de hace doscientos años.

El montaje en sí es una auténtica maravilla, cambios continuos de escenarios, fondos en movimiento que contribuyen a potenciar el dramatismo de las escenas y que hacen brillar a cada uno de los personajes, interpretados a la perfección y con unas voces brillantes que arrancaron los aplausos del público en cada uno de los solos y una gran ovación final (aunque me faltó el característico aplauso a la sevillana que tanto emociona a los intérpretes cuando visitan nuestra ciudad).

Los Miserables roza la perfección, y digo roza porque el auditorio de Fibes no está a la altura de las circunstancias. Grandioso y espectacular, sí, pero desproporcionado para un espectáculo como Los Miserables. No sólo quedaba algo ridículo el montaje en ese inmenso escenario, sino que la visión del mismo deja mucho que desear, el auditorio es tan gigantesco que la mayor parte del teatro tiene una visión excesivamente lejana, por no hablar de la ubicación de las sillas, muchas de ellas en diagonal con respecto al escenario. Cuesta entender que un auditorio recién construido tenga carencias en cuanto a la visión. He visto varios musicales en el Lope de Vega, óperas y ballet en el Maestranza y nunca había tenido esa sensación de desconexión entre lo representado y el lugar de representación. Para mi gusto, Fibes es desproporcionado para este tipo de montajes, se ha querido hacer un auditorio tan grande y majestuoso que se ha perdido el sentido de lo que debe ser un teatro. Quizás es que no está hecho para este tipo de espectáculos pero el resultado dejó bastante que desear aunque la acústica fuese espectacular, todo hay que decirlo. Después de ver Los Miserables en Fibes, sueño con el día en el que los musicales regresen al Lope de Vega o, mejor aún, que veamos concluido el proyecto del Cine Cervantes y que se convierta en la gran sede de este tipo de espectáculos en Sevilla. Sin duda público hay, anoche el auditorio de Fibes estaba prácticamente lleno y eso que en el mismo día se representaba Giselle en el Maestranza además de otras propuestas culturales en la ciudad.

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2 comentarios:

fudet dijo...

¡Jajaja! Como se nota que este musical te gusta. Me alegro que lo disfrutaras.

No he ido todavía al nuevo auditorio, pero no es la primera crítica que escucho a lo alejadas que están las últimas filas.

No estoy tan seguro de que un teatro dedicado en exclusiva a musicales en Sevilla (con el elevadísimo número de representaciones y los precios que suelen tener) fuese tan rentable. Desde luego, su ubicación en el Cervantes sería ideal, pero no deja de entristecerme pensar que un cine como el Cervantes (a pesar de su precario estado) se pueda perder.

Sergio Harillo dijo...

La verdad es que soy un gran aficionado al género musical y ayer disfruté de lo lindo.

En cuanto a lo alejadas que están las filas, en mi caso tenía las entradas en las primeras filas de anfiteatro y la distancia era excesiva. Por curiosidad, en el intermedio me fui a la última fila y había un abismo hasta el escenario.

La recuperación del Cervantes como teatro no tendría por qué suponer que sólo se representaran musicales, podría estar abierto a otros muchos géneros e incluso programar cine.

Un saludo!