martes, 9 de diciembre de 2014

Las sombras de la Avenida


La remodelación y peatonalización de la Avenida de la Constitución fue sin duda uno de los grandes legados que dejó en la ciudad Alfredo Sánchez Monteseirín. Los autobuses y los coches dieron paso a una agradable avenida en la que los peatones podían pasear admirando las fachadas de los mejores arquitectos que han trabajado en esta ciudad y el tranvía permitía comunicar el corazón del centro histórico, Plaza Nueva, con el intercambiador de transportes en que se ha convertido el Prado de San Sebastián. Sin embargo, aquella obra tuvo sus luces y sus sombras, como la destrucción de restos arqueológicos en Puerta de Jerez o la innecesaria tala de todos y cada uno de los árboles que existían en la Avenida.


La falta de sombra se reveló rápidamente como uno de los males de la peatonalización ya que durante los meses veraniegos resulta prácticamente imposible recorrer la Avenida en las horas centrales del día. Se plantaron unos raquíticos naranjos que nunca han dado sombra y se planteó la idea de instalar toldos, un proyecto que nunca se realizó. Ahora el Ayuntamiento, de otro color político, retoma la idea y propone instalar toldos en la acera contraria a la Catedral para garantizar la sombra. La Avenida de la Constitución arrastra los mismos males que la mayoría de los proyectos de Monteseirín, una idea fantástica que no se ha resuelto bien por falta de mimo en los detalles. La calle ha quedado ideal para el paseo, pero la falta de sombra, la colocación de un carril bici que no termina de ser respetado y el exceso de veladores han terminado por desterrar al peatón, que apenas puede avanzar por una vía saturada de objetos. La instalación de toldos por parte del Ayuntamiento precisamente donde están los veladores agradará sin duda a los propietarios de los bares que pueblan la calle, pero en poco beneficiará a los peatones, que tendrán que seguir caminando por la acera contraria. A nadie se le escapa que esos toldos lo único que favorecerán será la multiplicación de veladores.

La Avenida de la Constitución, por su fisonomía, jamás tuvo veladores, básicamente porque no cabían en sus estrechas aceras, por lo que habría que preguntarse hasta qué punto es lícito que aquellos que supuestamente deberían ser los principales beneficiarios de la remodelación de la calle, los peatones, tengan que sortear tantos obstáculos para poder pasear por la calle. En este parque temático que estamos convirtiendo la ciudad donde los edificios actúan como decorado de cartón piedra, los bares parecen ser el único sustento de la economía local, por lo que se les permite acaparar todo espacio público 'conquistado' para el peatón; ocurre en la Avenida, pero también en la calle Alemanes, en la Alfalfa, en la Pescadería o en la Alameda, allí donde se peatonaliza una calle, se llena de veladores que expulsan al peatón. El Ayuntamiento debe regular de una vez esta invasión y garantizar que todos podamos disfrutar del espacio público, los que consumen y los que no. Instalar toldos en la Avenida es un parche más dentro del Urbanismo carente de una hoja de ruta que se sigue en nuestra ciudad. La Avenida de la Constitución necesita sombra, sí, pero la mejor sombra es la que dan los árboles, porque no sólo garantizan una bajada de temperaturas (algo que no hace un toldo, que sólo evita el sol), humedecen el ambiente y lo más importante, proporcionan oxígeno y eliminan CO2. Si el Ayuntamiento realmente quiere sombrear la Avenida, bien podría hacer un estudio de qué árboles se podrían colocar en la calle, árboles de copa mediana que no oculten en exceso las fachadas, de hoja caduca para que en invierno permitan el paso de la luz y que aporten un colorido a la Avenida en función de la época del año. Empecemos ya a hacer bien las cosas.

5 comentarios:

Unknown dijo...

"En este parque temático que estamos convirtiendo la ciudad donde los edificios actúan como decorado de cartón piedra, los bares parecen ser el único sustento de la economía local, por lo que se les permite acaparar todo espacio público 'conquistado' para el peatón". Con esa frase, resumes a la perfección lo que es Sevilla en la actualidad. Triste pero es así. Y esa última frase...me da a mi que las cosas no se harán bien en esta ciudad nunca (disculpa mi negatividad). Demasiados intereses. Vengo este fin de semana de una ciudad, Cartagena, que me ha sorprendido no sólo por sus magnífica arquitectura modernista, sino por respetar los restos arqueológicos e integrarlos en el paisaje urbano. Si no lo conoces, te invito a indagar sobre proyectos como el del Cerro del Molinete o el Museo del Teatro romano. Ves eso y piensas en lo que pudo ser (murallas de Constitución, Puerta Jerez, Patio de Banderas...) y no fue...

Sergio Harillo dijo...

Tengo muchas ganas de conocer Cartagena, llevo años siguiendo los proyectos en esa ciudad y la verdad es que siempre tengo en mente conocerla, pero las conexiones con Sevilla no es que sean muy directas, así que siempre se me queda "para la próxima".

A ver si pronto puedo hacer una escapada y visitarla :)

¡Un saludo y gracias por la recomendación!

Iván Rodrigo dijo...

Esta ciudad no hace nada a derechas todo lo tira por tierra y lo aplica a sus intereses ya sean personales, políticos y no al bien común de la ciudad.

Peli-Roja dijo...

A mi parecer, la Avenida no ha ganado nada con el cambio. Una calle PEATONAL que siquiera sirve para los PEATONES, PORQUE NO HAY SITIO PARA CAMINAR.

Entre el tranvía-tortuga, los ciclistas agresivos, las estatuas vivientes, los bares y veladores, el turismo masivo de cada día, más la horda de familias sevillanas con cochecitos y niños (y aún dicen que no hay bastantes!), que la invaden a la mínima ocasión resulta UNA CALLE INCÓMODA Y ANTIPÁTICA para quien tiene que atravesarla por obligación.

Ciertamente echo de menos cuando pasaban los COCHES y los AUTOBUSES, y lo mismo digo de la CALLE SAN FERNANDO y del CRISTINA.

En cambio en otras calles que deberían ser PEATONALES por sus aceras minúsculas, uno se juega la vida entre los coches, destruyendo así el encanto de pasear por ellas.

Creo que todo se ha hecho precisamente AL REVÉS. Se hacen las mayores barbaridades y todos tan contentos.

Sergio Harillo dijo...

@ Iván: Lamentablemente es la realidad de esta ciudad desde hace décadas, prima el interés particular por encima del bien general. Ayer viendo la exposición sobre las puertas históricas de la ciudad me llamó la atención que algunas se tiraron "por petición de los vecinos" mientras que otras, por mucho que instituciones de prestigio solicitaron que se salvaran, cayeron igual.

@ Peli-Roja: En este aspecto no puedo estar de acuerdo contigo. Creo que por el mero hecho de haber eliminado la contaminación que tanto daño le estaba haciendo a la Catedral ya merece la pena la peatonalización de la Avenida. Eso sí, coincido contigo en que de peatonal nada, entre el tranvía (que era necesario), el carril bici y los veladores, hay ocasiones en que es prácticamente imposible pasar por ella. Y ya cuando ponen alguna exposición fotográfica ni te cuento.

¡Saludos!