miércoles, 3 de junio de 2015

El daño de las podas agresivas

Almeces en Juan de Mata Carriazo

La controvertida gestión de las podas en nuestra ciudad es un tema que ha sido denunciado en multitud de ocasiones por expertos y que hemos recogido en artículos del Blog. Hoy queremos mostraros de forma gráfica el problema que puede suponer para un árbol que se poden de forma drástica sus ramas. Nos situamos en la avenida Juan de Mata Carriazo, en la frontera del barrio de San Bernardo. Esta vía tiene almeces en ambas aceras, sin embargo se puede diferenciar a la perfección cuáles han sido podados y cuáles no. En la acera de San Bernardo nos encontramos con bellos ejemplares de frondosa copa que crecen sanos y fuertes.


Ejemplar sano que no ha sido podado


Si nos acercamos al árbol vemos cómo sus ramas crecen fuertes desde el tronco. Estamos ante un árbol sano que proporciona una gran sombra. Pero ¿qué pasa al otro lado de la calle? Durante las obras de construcción del edificio de viviendas de la Junta de Andalucía gran parte de los árboles fueron mutilados para permitir la colocación de andamios. ¿Cuál ha sido el resultado? Si nos fijamos en la imagen vemos por dónde pasó la motosierra y el terrible daño causado a los árboles. Si mentalmente prescindimos de las ramitas nuevas que han salido y nos centramos en las gruesas, nos podemos hacer una idea de cómo quedaron los árboles tras la poda. Los árboles han crecido y se han desarrollado, echando nuevas ramas pero éstas no salen del tronco principal, sino de las ramas taladas. ¿Qué puede ocurrir en un futuro? Pues que estas ramas gruesas se pudran y dejen de aportar nutrientes a las nuevas, secándose y cayéndose. También puede ocurrir que la fijación de la nueva rama no sea lo suficientemente fuerte y en días de viento se caigan. El árbol ha sobrevivido, sí, pero no es un ejemplar sano por mucho que aparentemente muestre un aspecto similar a los de la acera contraria.

Almez mal podado con ramas débiles

La planificación es fundamental para evitar este tipo de situaciones. Si estaba previsto construir un edificio en dicho solar quizás hubiera sido más prudente optar por otro tipo de árboles o alejarlos lo máximo posible de la futura fachada. También se podría haber tenido más tacto a la hora de colocar los andamios o incluso adaptar la fachada a los árboles existentes de modo que se retranquease para mantener los árboles. Evidentemente la solución más sencilla y barata es la que se ha tomado, pero a la larga estos árboles pueden dar problemas y quizás llegue el momento en que haya que quitarlos y plantar unos nuevos con el consiguiente gasto. El cuidado de nuestro patrimonio arbóreo debería ser un aspecto a tener en cuenta a la hora de desarrollar proyectos urbanos ya que, como hemos dicho en más de una ocasión, los árboles no son farolas o papeleras que se quitan y se ponen, sino que son seres vivos que merecen nuestro respeto.

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