viernes, 29 de enero de 2016

El Pleno aprueba solicitar la paralización de las obras de las Atarazanas


Van llegando las primeras noticias de las decisiones que se han tomado en el Pleno celebrado en el Ayuntamiento de Sevilla en torno al futuro de las Atarazanas. Tal y como se pudo ver ayer en la segunda jornada del debate organizado por la Asociación Adepa en la Casa de los Pinelo, todos los grupos políticos presentes en el Ayuntamiento excepto el PSOE tenían serias dudas sobre el proyecto tal y como está planteado e iban a hacer todo lo posible para dilatar el inicio de las obras. Y parece que eso ha ocurrido en el Pleno de hoy, en el que se ha acordado solicitar a la Junta de Andalucía la exposición del proyecto públicamente y abrir un debate sobre los usos y actuaciones previstas en el edificio, paralizando de momento el inicio de las obras.

Pero, ¿qué pasó ayer en las jornadas celebradas en la Academia de Buenas Letras? En temas patrimoniales, al igual que en otros muchos aspectos, la letra pequeña es fundamental para entender muchas cosas. La primera mesa redonda de la tarde giró en torno a los aspectos jurídicos, del proyecto en particular, y del Patrimonio en general. Uno de los temas que más ha salido a colación en las últimas semanas es si el proyecto de las Atarazanas requiere, o no, un Plan Especial. El Plan Especial es una herramienta recogida en el Plan General de Ordenación Urbana de la ciudad para evitar especulaciones con determinados edificios y sectores patrimoniales. ¿Por qué cuando se presentó el Caixaforum el Gobierno de Juan Ignacio Zoido exigió un Plan Especial y ahora se ha dado la licencia sin pedirlo? Aquí entran en juego los matices. Cuando se presentó el proyecto del Caixaforum, los técnicos municipales entendieron que había una serie de transformaciones en el edificio, como el aumento de volumetría, que requerían un Plan Especial. Este trámite hubiera exigido una exposición pública del proyecto y su correspondiente período de alegaciones. La Caixa no quiso enfrentarse a ese retraso y, aprovechando la absorción de Cajasol con la correspondiente adquisición de la Torre Pelli, se decidió trasladar el Caixaforum a Puerto Triana. Problema resuelto. Pero la Junta de Andalucía no estaba dispuesta a dejar escapar la oportunidad de rehabilitar las Atarazanas sin coste alguno para las arcas autonómicas y exigió a La Caixa el cumplimiento del contrato de cesión que había firmado. Y así surgió el proyecto de las Atarazanas como espacio de diálogo con América y la inversión de diez millones de euros por parte de la entidad financiera.

¿Por qué ahora no se ha exigido un Plan Especial entonces? Pues porque los técnicos entienden que no hay un aumento de volumetría ni una serie de circunstancias que sí se daban en el Caixaforum. ¿Cómo puede ser esto si el proyecto de Consuegra ubica sobre las cubiertas la cafetería, el auditorio y diferentes salas de usos múltiples? Porque lo que hace Vázquez Consuegra es reutilizar los añadidos que se hicieron en el siglo XIX, sustituyéndolos por las nuevas estructuras. No hay nueva volumetría, sólo "se limpia el edificio". La Comisión de Patrimonio y la Gerencia de Urbanismo no ven ese aumento de volumetría que, sin embargo, otros arquitectos como Fernando Mendoza y José García Tapial entienden más que evidente. Cuestión de matices.

La segunda mesa redonda fue sin duda más interesante al contar con representantes políticos de todos los partidos que componen a día de hoy el Ayuntamiento de Sevilla. La jornada de debate venía precedida de una reunión a puerta cerrada entre los grupos municipales y el arquitecto, que durante la mañana les había explicado el proyecto. Cada representante dio su valoración y expuso las conclusiones a las que había llegado. La más beligerante fue, sin duda Susana Serrano, de Participa Sevilla, que, como Historiadora del Arte se mostró completamente en contra del proyecto de Consuegra al entender que suponía una alteración grave de la fisonomía del edificio y prometió hacer todo lo posible para evitar que saliera adelante. Serrano, al igual que Daniel Rojas (IU) y Ana Pontijas (Ciudadanos) abogó por un proceso de participación ciudadana en el que el proyecto fuese expuesto a la ciudadanía y en el que se decidiese cuál era el mejor uso para el edificio. Durante la intervención de los diferentes representantes políticos se pudieron conocer algunos detalles del proyecto hasta ahora desconocidos, como que la idea de excavar una parte del edificio siempre estuvo ahí, pero que no hay fondos, o que el arquitecto les ha garantizado que todo es perfectamente reversible. Ante esta cuestión el enfado del público fue evidente y fueron varias las personas que pusieron en duda la reversibilidad del proyecto por una sencilla razón: después de gastarse diez millones de euros, ¿cómo se va a desmontar? Pero es que hay otro detalle importante, si la cimentación planteada es necesaria para las nuevas estructuras que van sobre las cubiertas, ¿cómo se va a eliminar dicha cimentación sin que se caiga todo lo de arriba? Para excavar las Atarazanas habría que desmontar el centro cultural entero y eso, evidentemente, carece de toda lógica. Una vez hecha la obra, se quedará para siempre.

Personalmente tenía mucho interés en conocer la opinión de dos de los representantes políticos por su formación académica, Susana Serrano, de Participa Sevilla, Historiadora del Arte y de la Popular María del Mar Sánchez Estrella, también con formación en Geografía e Historia. La visión de Serrano fue contundente y además de rechazar cómo se había planteado el proyecto asegurando incluso que le había reprochado al arquitecto que les enseñara, sólo a ellos, el proyecto, vio un daño evidente al edificio. Más comedida fue Sánchez Estrella que aseguró confiar en la labor de los técnicos de Urbanismo al otorgar la licencia de obras y planteó que no sabía si éste era el mejor proyecto para las Atarazanas, dejando entrever que se podría recuperar el edificio de otra manera. Curiosamente la representante del Partido Popular reclamó una mayor participación ciudadana y un debate en torno al futuro del edificio. Y digo curiosamente porque el Gobierno de Zoido no se ha caracterizado precisamente por la participación ciudadana y sólo hay que pensar en la tramitación que se hizo del nuevo parque de Puerto Triana, también de Consuegra y que fue autorizado y otorgada la licencia aún a sabiendas de que se iban a derribar los elementos de la Exposición Universal. Las Atarazanas no son comparables a la Puerta del Guadalquivir, ni mucho menos, pero tampoco hubiera estado de más que se hubiera contado con la ciudadanía en ese proyecto antes de adjudicar unas obras que eliminarán para siempre la única puerta que queda de la Expo.

Tal y como planteaba ayer, se ha echado en falta en este debate la presencia de los dos actores principales, la Consejería de Cultura y el arquitecto autor del proyecto, ambos invitados y ambos declinaron su participación. Sin duda el debate hubiera sido mucho más enriquecedor. Hay quien piensa que Consuegra no tenía por qué enfrentarse a las críticas de un foro que está claramente posicionado en contra de su proyecto, pero personalmente me hubiera gustado que explicase si algunas afirmaciones son o no ciertas y que pudiéramos haber tenido la posibilidad de conocer el proyecto en todas sus facetas. Del mismo modo creo que este debate se debería haber organizado hace tiempo, antes de adjudicar el proyecto a un determinado arquitecto y con unos usos determinados. No porque haya o no que excavar las Atarazanas o haya que montar o no un Museo Naval (ayer volvió a salir el Museo Marítimo de Barcelona), sino por la importancia que tiene el edificio, su transcendencia histórica y porque, simplemente, los tiempos han cambiado. La ciudadanía demanda, cada vez más, participar en la vida pública y en la gestión de su ciudad, región y país. Cerrando la puerta a la ciudadanía sólo se consiguen crispaciones y situaciones que no benefician a nadie. Ahora se abre un nuevo tiempo para hablar sobre las Atarazanas, quizás ya no lleguen a tiempo para estar listas en el Centenario de la Expedición Magallanes-Elcano, pero no es momento de buscar culpables, sino de trabajar todos juntos para conseguir el mejor proyecto y hacer de las Atarazanas un orgullo patrimonial y cultural para Sevilla y Andalucía.

1 comentario:

Pedro dijo...

Hablando rápido y pronto, la "ciudadanía" diseñó la Alameda, y no hay por donde cogerla. El discurso participativo, cuando demagogo, es ciertamente peligroso.