lunes, 13 de junio de 2016

El patrimonio religioso, un filón por descubrir

Nueva web del Museo de la Catedral de Valencia


La reciente reapertura del Museo de la Catedral de Valencia y la nueva imagen del Palacio Episcopal de Málaga como ArsMálaga nos permiten ver una serie de oportunidades que ofrece el Patrimonio religioso y que en Sevilla bien podríamos impulsar.


Nueve años después de la apertura de un primer museo donde se mostraba la riqueza artística de la Catedral de Valencia, hace unos días se inauguraba la ampliación del museo, unas obras que han supuesto dos años de trabajo y que han multiplicado por tres el espacio disponible para exponer más de 300 piezas donde destacan obras de Goya, Correggio o Vicente Masip. Durante la ejecución del proyecto aparecieron una serie de restos arqueológicos que han sido incluidos en el recorrido del museo, por lo que los visitantes pueden contemplar dos mil años de historia sin salir del conjunto catedralicio, descendiendo a la Valentia romana y disfrutando de restos visigodos e islámicos. La reestructuración del museo busca no sólo exponer y conservar las piezas de manera óptima (algunas esculturas del siglo XIV han sido retiradas de su lugar original para pasar al museo) sino apelar a la sensibilidad del visitante con una moderna museografía.

Palacio Episcopal de Málaga, sede de ArsMálaga


Y de una capital mediterránea nos vamos a otra. El Palacio Episcopal de Málaga ha servido, durante los últimos años, como lugar donde exponer de manera temporal los fondos del Museo provincial, cerrado desde la apertura del Museo Picasso en el antiguo palacio de Buenavista. La culminación de las obras en el Palacio de la Aduana ha permitido que los fondos regresen al museo y la Diócesis malagueña ha decidido seguir con el uso cultural que durante todos estos años ha tenido la sede Episcopal. Así ha nacido ArsMálaga, un espacio dedicado a difundir no sólo la riqueza patrimonial del propio edificio del siglo XVIII sino el patrimonio religioso atesorado durante siglos en la Diócesis. ArsMálaga se ha inaugurado con tres exposiciones, una primera con piezas de arte africano procedentes de la Colección Alonso-Arellano, una segunda dedicada a divulgar el patrimonio de la provincia y una última dedicada a la Misericordia, en relación con la celebración del Año Jubilar de la Misericordia convocado por el Papa Francisco. Al igual que en el caso de Valencia, se ofrece la oportunidad de visitar de forma conjunta ArsMálaga y la Catedral, separadas únicamente por la Plaza del Obispo. 

La nueva museografía de ArsMálaga pretende sorprender al visitante. Imagen de ArsMálaga


Las iniciativas puestas en marcha por el Arzobispado de Valencia y la Diócesis malagueña nos dan una idea de cómo una institución tan cargada de tradición como la Iglesia Católica también puede adaptarse a los recursos museológicos y culturales contemporáneos. En el caso de Málaga, la apuesta por convertir el Palacio Episcopal en un espacio cultural aporta un nuevo foco de interés en la amplia nómina de espacios culturales con que cuenta la ciudad. En Valencia, la incorporación de la cripta arqueológica permite, además, seguir conociendo el pasado de la milenaria ciudad y completar el discurso de otros espacios como L'Almoina, donde se conserva parte del foro romano.


Nave central y trascoro de la Catedral de Sevilla


En Sevilla sin embargo, a excepción de un tímido intento hace unos años por abrir el Palacio Arzobispal a las visitas, son pocas las veces que se ha podido disfrutar de este magnífico edificio. La Catedral sí está abierta al público con un amplio horario, pero el recorrido inaugurado hace ya varios años se ha quedado anticuado. El principal reclamo de la Catedral de Sevilla es el propio edificio, sin embargo urge una actualización de su museografía, así como unos accesos más apropiados que eviten que el público se apelotone en la puerta y pase de largo del pabellón donde se exponen piezas de Zurbarán, Domingo Martínez o Valdés Leal. La propia configuración de las exposiciones temporales en mitad de las naves da una imagen sesgada de la importancia patrimonial que atesora el edificio. Con un millón y medio de visitantes anuales y varios millones de ingresos por venta de entradas, ha llegado el momento de que la Catedral se plantee una remodelación en profundidad de la visita cultural. La inclusión en el recorrido del Palacio Arzobispal sería un interesante atractivo que vale la pena contemplar y la creación de un museo catedralicio en condiciones donde se explique la evolución histórica, arquitectónica y artística del principal templo de la Archidiócesis es algo que no se puede demorar más en el tiempo. Valencia y Málaga están ahí como ejemplo, no es necesario que copiemos nada, podemos poner en marcha otro modelo, pero ha llegado el momento de plantearlo.

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