lunes, 24 de abril de 2017

Comienza la restauración de las fachadas del Coliseo España



"Don Ildefonso (Marañón), vistas las fachadas, quiso que la joya fuese digna del estuche y Aurelio Gómez Millán se propuso conseguirlo a base de yeserías, mármoles de varios colores, maderas talladas, frescos, etc. Por el vestíbulo, decorado con yeserías, tableros de caoba y pavimentos de mármol rojo y blanco, se accedía a las escaleras de mármol de Buixcarró rosa y crema y antepecho de hierro forjado. El entresuelo, con zócalos de azulejos especiales de reflejo oro y techo con casetones de yeserías, daba paso al segundo tramo de escaleras, de mármol blanco". Se trata de un extracto del libro 'Aurelio Gómez Millán. Arquitecto', publicado por María del Valle Gómez de Terreros Guardiola con motivo de la exposición que se dedicó a este arquitecto en 1988 en el que se describe parte del lujo que tuvo el interior del Coliseo España, hoy desaparecido.




La Delegación de Haciendo de la Junta de Andalucía, propietaria del edificio desde 2005, ha iniciado las labores de restauración de las fachadas exteriores de uno de los inmuebles más carácterísticos de cuantos se construyeron para la Exposición Iberoamericana. Diseñado por Aurelio y José Gómez Millán como cinematógrafo, el Cine Reina Mercedes fue un proyecto personal del empresario Ildefonso Marañón, que no escatimó en gastos para que la ciudad tuviera un edificio de espectáculos a la altura de los que se estaban construyendo en toda España. Los hermanos Gómez Millán diseñaron un cine con las últimas novedades tanto técnicas como de seguridad, dándole una estética propia de la arquitectura que se estaba levantando en esos momentos en Sevilla. El retraso en las obras motivó que el edificio se inaugurara ya en plena República, el 3 de diciembre de 1931, por lo que el nombre se cambió por Coliseo España. Su uso también varió, ya que el escenario se amplió para permitir actuaciones teatrales a costa de reducir el patio de butacas. El número final de localidades quedó fijado en 2.100 tras la reforma (el Maestranza tiene 1.800 butacas), lejos de las 2.755 originales. Los problemas de espacio motivaron que se planteara una ampliación hacia Puerta de Jerez construyendo un nuevo volumen para camerinos y residencia de actores, proyecto que nunca se llevó a cabo. 

Tras la muerte de Marañón, el edificio pasó a La Previsión Española, que lo mantuvo como cine, hasta que cayó en las manos del Banco Vizcaya en los años sesenta, que planteó su derribo total en 1969. El entonces alcalde de la ciudad Juan Fernández Rodríguez, se negó a dar el permiso de derribo e incluso consiguió que se protegiera el edificio a nivel nacional. Sin embargo, el Banco siguió adelante con sus planes y demolió todo el interior en 1975, respetando únicamente las fachadas. El derribo del Coliseo España está considerado uno de los mayores crímenes contra el patrimonio de la ciudad comparable con lo sucedido en las plazas del Duque o de la Magdalena.


Lámpara del Coliseo España, hoy en el Teatro Lope de Vega



Del Coliseo España se salvaron algunos elementos como la gran lámpara de bronce y cristal que centraba el patio de butacas, hoy en el Teatro Lope de Vega. También se conservan las pinturas de Francisco Hohenleiter que decoraban el Salón de Honor y que representaban las escenas 'Los intereses creados' de Jacinto Benavente, 'El retablo de Maese Pedro' de Cervantes y un corral de comedias del siglo XVII. Estas pinturas fueron donadas a la Universidad de Sevilla donde a día de hoy se conservan a duras penas en la Facultad de Bellas Artes. Peor suerte corrieron los zócalos de azulejos de Enrique Orce, que fueron a parar a un sótano de la Universidad donde se les perdió la pista hace años.

Como historiador del arte he aprendido que la reconstrucción de edificios desaparecidos no tiene sentido a día de hoy. Sin embargo cuando ves cosas así, un edificio como el Coliseo España que fue demolido a pesar de tener protección, cuya ornamentación se conserva a día de hoy gracias a personas que tuvieron la decencia de rescatarla de las ruinas, te preguntas ¿y si....? ¿Qué pasaría si el Coliseo volviera a tener un uso cultural? ¿Y si llegara un mecenas enamorado del arte que decidiera recomponer el edificio reutilizando esos elementos que aún conservamos? ¿Tiene sentido que los lienzos de Hohenleiter se pudran en un sótano y que el Coliseo se haya convertido en oficinas de una administración pública? ¡Y encima de Hacienda! Es la eterna cuestión, no valoramos lo que tenemos hasta que lo perdemos.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Saludos, Sergio:

Creo que ya es hora de que, además de considerar criterios estéticos o históricos a la hora de restaurar edificios para un uso posterior, se tenga en cuenta la supuesta (o pre-supuesta) salubridad de los inmuebles. Concretamente, el antiguo Coliseo España es una edificación tóxica para el ser humano por el amianto que se usó en los materiales y que a día de hoy, igual se sigue liberando al ambiente. Bonito cascarón envenenado...

Otro día hablamos del "síndrome del edificio enfermo", con ilustres ejemplos como la "Torre Triana" de la Expo'92. Muchos trabajadores enferman allí.

La arquitectura, antes que nada debe de ser habitable y salubre para el ser humano. Cualquier otro criterio es secundario y posterior, a mi juicio.

Un abrazo.

Gabriel M. dijo...

Te entiendo, Sergio, pero como tú bien dices el uso para Hacienda lo ha salvado como edificio público y monumental. Es el problema de siempre: no hay actividad cultural suficiente (y no se puede 'inventarla') para tanto contenedor monumental, así que soluciones que salven los edificios patrimoniales dándoles un uso realmente útil creo que son lo mejor. Eso sí, que sean visitables las partes interesantes, a ser posible. Y que se usen al menos en parte como contenedores del patrimonio artístico público, ya sean cuadros o muebles. ¡Un saludo, y gracias por tu trabajo en este blog!

Sergio Harillo dijo...

Hola Oudeis, totalmente de acuerdo contigo, la salubridad y la seguridad están por encima de todo. Sin embargo, nunca me ha quedado claro si el amianto en este edificio se empleó en su construcción en los años veinte o si se usó en la reforma de los años setenta cuando realmente existió un boom en el uso de este material tóxico. Tras la compra por parte de la Junta de Andalucía el edificio se sometió a un proceso de limpieza para eliminar el amianto, si bien es cierto que no soy experto en la materia y desconozco si es algo que se pueda eliminar al cien por cien.

Gabriel, lo de Hacienda lo decía por el tremendo daño que la subida del IVA le ha supuesto a todo el sector cultural, condenando a muchísimas empresas del sector al cierre por el afán recaudatorio del Gobierno. Por otro lado, piensa que el Teatro Coliseo fue fruto del empeño personal de un promotor privado e incluso cuando se puso a la venta hace unos años se rumoreó que La Caixa se planteó comprarlo para devolverle un uso cultural pero fue la Junta de Andalucía la que finalmente se hizo con el edificio para poner unas oficinas que podrían estar en cualquier otro espacio. Es más, seguro que un uso administrativo es mucho más cómodo en cualquier otro lugar que en plena avenida de la Constitución.

Saludos y gracias por vuestros comentarios.

Líbero en zona dijo...

Un auténtico despropósito el derribo interior de este magnífico edificio dentro del tan acostumbrado "fachadismo" sevillano. Recuerdo que la primera vez que entré me dio una sensación de vacío y nostalgia. Me habían hablado de este teatro muchas veces y al franquear su puerta no pude más que sentirme en una especie de páramo frío y gris.

Sé que en él actuó Conchita Piquer, ya retirada, en la presentación artística de su hija Concha Márquez a petición del público sevillano. La tonadillera interpretó por última vez sobre un escenario la conocida pieza "ojos verdes", entre acaloradas ovaciones. Y en el espectáculo participó también Juan de Dios Pareja Obregón.

Imagino que al ser un espacio cinematográfico reconvertido en teatro, tendría algunos problemas. Esto mismo le ocurre al imponente Teatro Coliseum de Barcelona, cuyo interior apabulla tanto por su aforo como por su magnificencia (no en balde su fecha de construcción es coetánea al recinto sevillano, 1931-1933 según Wikipedia). Sin embargo, la caja escénica es muy reducida debido a su primigenio uso.

La idea de reconvertir el Coliseo en un espacio cultural no deja de ser bonita y, en cierto sentido, romántica... Pero ya sabemos todos que el romanticismo no casa demasiado con la Administración ni con la realidad cotidiana. Una pena que algunos de sus elementos decorativos descansen en sótanos... ¡Qué paradójico! En cierto sentido, no deja de ser una triste metáfora del cuidado y el valor que damos en Sevilla a nuestro patrimonio.

¡Magnífica entrada!