lunes, 23 de abril de 2018

De visita a Valencia



Nueve años hacía de mi última visita a Valencia y, una vez más, he regresado completamente enamorado de la capital del Turia. Dos eran las principales razones del viaje, conocer Bombas Gens, el nuevo centro cultural de la Fundació Per Amor a L'Art y ver la increíble restauración de la iglesia de San Nicolás y San Pedro Mártir. Pero la visita ha dado para mucho más.



Iglesia de San Nicolás y San Pedro Mártir


La iglesia de San Nicolás y San Pedro Mártir es un edificio originario del siglo XIII ampliado en el siglo XV y que toma su aspecto actual a finales del siglo XVII cuando el arquitecto Juan Bautista Pérez Castiel remodela el interior gótico para convertirlo en una apoteosis barroca. De los 1.800 metros cuadrados de pinturas murales se encargó el pintor local Dionís Vidal, que entre 1697 y 1700 desarrolló el programa iconográfico planteado por Antonio Palomino. La arquitectura gótica de arcos apuntados queda enmascarada y realzada por un complejo muestrario de pinturas donde se narran los principales acontecimientos de la vida de los dos santos titulares, los lunetos del lado del Evangelio se reservan para San Pedro Mártir y los del lado de la Epístola para San Nicolás de Bari.





La intervención ha devuelto todo su colorido a la iglesia, que ha pasado a ser un imprescindible en la visita a Valencia. De la financiación de los trabajos se ha encargado la Fundación Hortensia Herrero, presidida por la dueña de Mercadona y que se ha convertido en la gran mecenas de las artes de la ciudad. La restauración del edificio ha venido acompañada de un nuevo planteamiento de las visitas, que ahora cuentan con un amplio horario. La entrada tiene un coste de 5'5 euros y va acompañada de una audioguía de lo más amena e interesante que te narra, durante prácticamente una hora, todos los entresijos del edificio. También tienes la opción de comprar la entrada conjunta por 8 euros con el siguiente monumento que vamos a conocer.


Suelo de cerámica del siglo XVIII en el Colegio del Arte Mayor de la Seda

De San Nicolás nos vamos al Colegio del Arte Mayor de la Seda, otro edificio que presentaba un estado lamentable y que ha sido recuperado gracias al mecenazgo de la Fundación Hortensia Herrero (insisto en este tema porque creo que es importante valorar la capacidad que tiene el sector privado de colaborar en la conservación de nuestro patrimonio). De nuevo nos encontramos ante un edificio espectacular donde se cuenta, no sólo la importancia de la seda en la economía valenciana hasta el siglo XVIII, sino donde se guarda un importante archivo sobre el gremio y se da a conocer la labor de un oficio a punto de desaparecer. La importancia de esta industria fue tal durante siglos que una gran parte del centro histórico de la ciudad estuvo, en su día, ocupado por operarios y comerciantes relacionados con el gremio de la seda.


Pinturas renacentistas en el ábside de la Catedral


Otro de los atractivos del viaje era la Catedral. Allí, en 2004, se decidió sacar a la luz las pinturas renacentistas de ángeles músicos que decoran el ábside del presbiterio. Se trata de unas pinturas al fresco y 'a secco' realizadas entre 1472 y 1481 por Paolo da San Leocadio y Francesco Pagano. Apenas doscientos años después fueron tapadas, debido a su mal estado, por una nueva bóveda barroca que las cubrió durante siglos. La recuperación de las pinturas originales, si bien fue algo polémica por el desmontaje de la bóveda barroca, nos ha permitido conocer una de las primeras obras renacentistas que se realizaron en España. El conjunto es abrumador y de una gran belleza. Recientemente la Catedral ha inaugurado un nuevo museo donde se exponen piezas que han sido retiradas de distintas zonas, como las esculturas góticas de la puerta de los Apóstoles, además de una cripta arqueológica que conserva los restos hallados durante la construcción del museo.


Torres de Serranos

Vista de las Torres de Serranos desde el interior de la ciudad


Antes de adentrarnos en la Valencia más moderna, también hacemos una parada en la Torre de Serranos, impresionante acceso a la ciudad medieval levantado entre 1392 y 1398 por el maestro de obras Pere Balaguer. Las puertas de Serranos, son, junto con las de Quart, vestigios de la colosal cerca que protegió la ciudad en época cristiana. Muy llamativo es, por lo original, el sistema de huecos hacia el interior de la ciudad. Mientras que al exterior las puertas se muestran robustas e impenetrables, al interior se abren por medio de grandes vanos que permitían una mejor defensa en caso de que las líneas enemigas lograsen entrar en la ciudad. 


Acceso al refugio antiaéreo de la calle Serranos

Estética art decó para el refugio de la calle Serranos


Mientras preparaba el viaje a Valencia conocí por la prensa local que se acababa de recuperar el Refugio de Serranos, un refugio antiaéreo construido por el gobierno de la República en 1937 cuando la ciudad fue capital del país durante la Guerra Civil. Hace años visité uno de estos refugios en Berlín y sentía curiosidad por conocer el ejemplo valenciano. La visita a estos espacios es siempre un duro golpe de realidad. Ponerte en la situación de las personas que tuvieron que hacer uso de ellos e intentar, en la medida de lo posible, sentir su miedo, hace que valores este tipo de construcciones con una gran carga emocional. Valencia llegó a contar con más de un centenar de refugios antiaéreos que sirvieron de protección ante los continuos bombardeos de las tropas italianas y alemanas que, por mar y aire, arrasaron la ciudad. La conservación y difusión de este tipo de enclaves, testimonio de una época muy reciente que no debemos olvidar, es sin duda un ejercicio vital para evitar errores del pasado.


Sala Ferreres - Goerlich del Centro del Carmen. Exposición de Okuda San Miguel


La visita al Museo de Bellas Artes y al Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) también entraron en el recorrido, pero al conocerlos ya de visitas anteriores, prefiero centrarme en otro espacio que he visitado por primera vez, el Centro del Carmen Cultura Contemporánea, ubicado en un antiguo convento. Curiosa es la historia de este centenario edificio gótico de los siglos XIV y XV, ampliado en el XVI con un nuevo claustro y que en el XIX se libró del derribo al convertirse en Museo Provincial de Bellas Artes tras la Desamortización. En los años veinte del siglo XX se le añadió una singular ampliación a modo de gran galería con lucernarios que sigue muy de cerca la arquitectura de Villanueva para el Museo del Prado. Ahora acoge un centro de arte contemporáneo y sin duda la estrella de las exposiciones actuales es la retrospectiva de Okuda San Miguel, artista invitado para realizar la falla municipal en las pasadas fiestas locales.


Salón del Palacio del Marqués de Dos Aguas

Por último, cierro mi recorrido museístico en el Museo Nacional de Cerámica y Artes Suntuarias, o lo que es lo mismo, el Palacio de los marqueses de Dos Aguas. Me declaro absolutamente rendido ante la decoración decimonónica de este tipo de edificios por lo que la visita a este maravilloso palacio ha sido una de las mejores experiencias del viaje. Pasear por sus bellísimos (y recargados) salones es toda una delicia si te gustan los excesos decorativos. 


Salón de baile del Palacio del Marqués de Dos Aguas


Como veis ha habido tiempo para todo (Bombas Gens se merece un post específico) en este viaje. Si algo me ha llamado la atención durante estos días es la nula masificación turística de la ciudad a pesar de los innumerables atractivos culturales que alberga. Imagino que tras las Fallas se nota el bajón en la afluencia de turistas pero sin duda ha resultado de lo más agradable visitar todos y cada uno de los espacios donde, habiendo gente, se podían visitar sin aglomeraciones. También tengo que destacar la amabilidad del personal en todos y cada uno de los espacios que he visitado. Sin duda una visita se disfruta muchísimo más cuando la persona que te atiende no sólo sabe de lo que está hablando sino que lo hace con amabilidad. Esto que parece algo lógico, no lo es tanto, de ahí que lo destaque.

No hay viaje de Cultura de Sevilla que no sirva para aplicar determinados conocimientos a la cultura local. Para empezar, el Refugio de Serranos se visita a unas horas determinadas los martes y los sábados. Pero se visita, algo que jamás ha ocurrido en el aljibe de la Plaza de la Pescadería, por ejemplo. Es tan sencillo como organizar grupos con visita previa y que la persona responsable lo abra y lo enseñe. Lo que no tiene sentido es que estemos dejando que se abandone ese bien patrimonial. También me dio por pensar en nuestro Museo de la Cerámica mientras recorría el de la Seda de Valencia. Una audioguía, una correcta museografía y ya tienes un espacio puesto en valor. Y podríamos hablar del ridículo abandono de nuestras murallas. El potencial patrimonial que estamos desperdiciando impidiendo que la muralla de la Macarena se pueda visitar es increíble. Gestión, gestión y gestión, lo que repito una y otra vez en este Blog.


Palacio Valeriola adquirido por la Fundación Hortensia Herrero para centro cultural


Otro aspecto que me ha llamado mucho la atención es la implicación de la iniciativa privada en la conservación y difusión del patrimonio. No sólo la Fundación Hortensia Herrero ha pagado la restauración de la iglesia de San Nicolás y el Colegio del Arte Mayor de la Seda sino que acaba de comprar el abandonado palacio Valeriola como sede y ha regalado a la ciudad una escultura de Manolo Valdés. 


Puente de las Flores


La última reflexión es sobre la propia ciudad de Valencia. Si bien el centro histórico de la ciudad me produce sentimientos encontrados (hay zonas más cuidadas que otras) las zonas nuevas me parecen absolutamente maravillosas. La intervención en el cauce del Turia me parece de lo más atractiva (y me refiero al jardín, no al hecho de desecar el río, claro está), al igual que toda la zona de la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Calatrava podrá ser más o menos criticado, pero si algo ha conseguido es que este punto de la ciudad se convierta en un auténtico imán para locales y visitantes. ¿Hablamos del recinto de la Expo?


Palau de la Música en pleno Jardín del Turia


Acabo de volver y ya tengo en mente mi próxima visita a Valencia, será cuando se inaugure CaixaForum allá por 2020. Para entonces, espero volver a sentir la magia que llevo sintiendo cada vez que he visitado la ciudad.


¡Ah! Y por supuesto, tuve tiempo para pasar por el Cine Metropol para unirme a la causa, aunque sea en la distancia. No permitamos que se siga destruyendo patrimonio. Salvem el Metropol!


El Cine Metropol, remodelado por Javier Goerlich en los años veinte del siglo XX. Está previsto su completo derribo.

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